jueves, 2 de octubre de 2014

PROPIEDADES MÁGICAS Y TERAPÉUTICAS DEL CORAL






Como ya hemos mencionado cuando hablamos sobre el ámbar, el CORAL no es un cristal, ni un mineral propiamente dicho, sino los exoesqueletos de ciertas variedades de zoófitos marinos muy pequeños, adheridos fuertemente entre sí, en número de varios millones por cada trozo extraído del mar.
Por lo general, estos animales se agrupan en vida en forma parecida a las ramas de un arbusto pequeño y, al morir, sus esqueletos soldados dan orien al término "ramas de coral" con que se conocen en joyería.
Los colores varían entre el blanco, rosa tenue, rojo claro y oscuro, gris y negro, de los cuales el rojo brillante y el negro son los más costosos, aunque su valor, relativamente bajo, hace que no sea rentable su imitación.
El coral es traslúcido u opaco, sin transparencia alguna y, se puede cortar con sierras para metales, e incluso con un instrumento aguzado, marcándolo y luego fracturándolo.
En joyería se utilizan como cuentas de rosarios, collares o pulseras y, dijes y colgantes de diversas formas.
Los yacimientos más importantes se encuentran en todos los mares tropicales, donde llegan a formar verdaderas islas, conocidas como "atolones".
En el Mediterráneo, se creía que el coral, como el ámbar, contenía la "esencia de la vida" de la Diosa Madre, que habitaba en el océano en un "árbol de coral".
Hay una creencia hindú de que el océano es el hogar de las almas humanas después de la muerte, de modo que el coral está considerado como poderoso amuleto para los videntes.
También se coloca sobre el cuerpo del muerto para impedir que los "espíritus malignos" lo ocupen; también en la antigua mitología escandinava, el coral también está vinculado con la divinidad.
En la antigüedad, el coral rojo era un regalo de los dioses.
Para tener poder en la magia, los pueblos antiguos usaban el coral que no había sido trabajado por manos humanas, es decir, que no estaba pulido, bruñido, cortado o esculpido.
Coral proviene de dos palabras griegas que significan "hija del mar".
Las mujeres italianas solían usarlo cerca de la ingle para regular el flujo menstrual, reconociendo el vínculo entre el coral, el mar, la Luna y los ciclos de todos ellos.
Se creía que el coral, por lo general rojo, se volvía pálido durante el flujo, luego recobraba el color.
También otra de las creencias para las que se utilizaba el coral era la que hablaba sobre la que atraía la suerte a una casa, para tal fin, tomar un trozo de coral y toque con él todas la puertas, ventanas y paredes de la casa mientras se mueve en el sentido de las agujas del reloj; luego colóquelo en un sitio prominente y deje que él haga su magia.
El coral también tiene sus asociaciones con el amor; en la Roma antigua las mujeres usaban joyas confeccionadas con coral para atraer el amor de un hombre.
El polvo de coral se usó en inciensos de Venus del siglo XVI y se encienden velas rojas o rosadas rodeadas de trozos de coral para atraer el amor.
Energía: Receptiva.
Planeta: Venus.
Elementos: Agua, Akasha.
Deidades: Isis, Venus, la Gran Madre.
Metales asociados: Plata, cobre.
Poderes: Curación, regulación de la menstruación, agricultura, protección, paz, sabiduría.
Tradición mágico-ritual: El coral ha desempeñado un importante rol en los ritos religiosos y mágicos a lo largo de las islas del Pacífico.
Muchas veces se coloca en tumbas para proteger a los muertos, y los templos a veces se construían con rocas de lava y coral.
Usos mágicos: El coral aún hoy se usa en la magia, cuando se usa de manera que sea perfectamente visible, es un amuleto protector.
Se utiliza contra " el mal de ojo, los demonios, las furias, los súcubos, íncubos y fantasmas", entre otros males.
Protege contra accidentes, actos de violencia, veneno, robo, posesión y esterilidad, ésta última especialmente en las mujeres.
También se usa para efectuar cambios internos, disipar la tontería, el nerviosismo, el temor, la depresión, los pensamientos asesinos, el pánico y las pesadillas.
Otorga razón, prudencia, coraje  sabiduría a quien lo lleva.
Colocarlo debajo de la almohada, produce un sueño pacífico pues aleja todo tipo de pesadillas perturbadoras.
Si se le regala a un niño, se le asegura la salud futura; los infantes pueden llevarlo como pendiente o cuentas de coral para aliviar el dolor cuando están cambiando la dentadura; también se han colocado corales dentro de los sonajeros para proteger a los niños.
Un uso especial del coral fue muy popular en el antiguo Egipto y Grecia, este era el mezclarlo en forma de polvo con semillas y estas luego se sembraban o esparcían por los campos recién plantados.
esto protegía las cosechas de la inclemencia del tiempo y de las plagas de insectos; también se colgaba coral de los árboles frutales para aumentar su cosecha.
Para las curaciones, el coral rojo se usaba para la digestión, para todos los dolores del aparato digestivo, los dolores de los ojos y para detener la sangre.
Asimismo, cuando se usaba el coral rojo, tenía el poder de alertar a quien lo llevaba de su mala salud, pues su color empalidecía.
Es el amuleto más eficaz contra la envidia y la calumnia, y es también un notorio afrodisíaco.
En los pueblos dominados por el Imperio Romano, resultaba corriente ver colgando del cuello de hombres y mujeres un trozo de coral que llevaba grabado el nombre de la Diosade la noche, Hécate, la deidad griega.
Se aseguraba que, a la vez que facilitaba los placeres nocturnos, protegía contra los imprevistos y las derrotas que pudieran proporcionar las tinieblas.
Esta cualidad protectora contra las sombras llevaba a las madres griegas a colocar pequeños collares de coral a sus hijos, a fin de que no murieran por accidente o enfermedad durante las horas de sueño.
Según antiguos manuscritos ingleses, un pedazo de coral que llevara grabada una serpiente protegía del ataque de los enemigos.
También, durante siglos, los hechiceros aconsejaron ingerir polvo de coral para protegerse de hechizos y sortilegios enviados con el fin de destruirlos.
En la actualidad, se suele recomendar llevar un pequeño cuerno de coral entre los demás amuletos para librarse de los efectos de la maledicencia y la envidia.
Entre otros usos tiene la particularidad de utilizarse para prevenir la disentería, fortificar el corazón, evitar la epilepsia, aliviar los dolores de gota y curar afecciones cutáneas.
Acción Psíquica: Es de suma importancia la energía obtenida del coral para ayudar a modificar síntomas mentales de profunda depresión, en casos de falta total de esperanza y tendencia a ver todo negro.
Afloja las rigideces del carácter antes que se conviertan en rigideces físicas.
Especialmente indicado para corregir conductas morbosas en personas que sienten una gran simpatía por las desgracias de los demás, ya que al pensar en sus malestares los agrava notablemente, más aún si sufren trastornos nerviosos debido a la gran cantidad de toxinas en su torrente sanguíneo.
Ayuda a superar los miedos a la oscuridad de muchos chicos y el miedo a volverse loco de adultos agotados, con ideas de suicidio, de ahogarse, pero que temen a la muerte.
Acción Emotiva: El estado anímico de quien necesita el coral se puede resumir con claros ejemplos: personas ávidas de simpatías que los protejan.
Melancólicos, especialmente al atardecer.
Sensibilidad moral: la más ligera contrariedad los hace cambiar de estado de ánimo.
Impresionables en exceso, su rostro refleja su depresión espiritual, gran timidez; la música los emociona y los hace llorar.
Acción energética: Afín al Centro Base; su efecto es la reunión; y en la terapia física, el coral rojo, dispuesto sobre el chakra pélvico o Savdhishthana, brinda protección contra desórdenes ováricos y uterinos y los tumores prostáticos y testiculares.
Un trozo o rama de coral rosa, ubicada sobre el chakra del corazón, resulta ideal para regular el ritmo cardíaco, estimular la irrigación sanguínea al cerebro y promover la producción de glóbulos rojos por la médula espinal.
Localmente, restaura la flexibilidad a las articulaciones anquilosadas por artrosis y dolores osteoartríticos.
Los corales negros estimulan el funcionamiento del sistema inmunológico, favoreciendo la eliminación de toxinas segregadas como consecuencia de grandes esfuerzos físicos o deportivos.

Sin embargo, es preciso asegurarse de que se trata realmente de corales negros naturales, ya que muchos de los que se comercializan son de otro color, ennegrecidos por el fuego o ácidos especiales.



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