lunes, 15 de enero de 2018

LA SINASTRIA




Cada signo posee características específicas de relación acorde a las propias particularidades solares. Esto es debido a la perspectiva particular que poseemos de nosotros, de los otros y de los objetos en general. Por medio de nuestros pensamientos y actos y desde nuestra posición respectiva determinamos quienes somos y que queremos. La forma de ser que se muestra externamente cuando nos relacionamos determina nuestra identidad individual. Aries es el ejemplo, la cara por intermedio de la que evidenciamos lo que somos. Su equivalente es la casa I, es la personalidad que se transfiere al exterior acorde a unos movimientos, a una voluntad. El detonante que nos mueve y estimula a superarnos es la dependencia que tenemos de los otros y el modo de cubrir las necesidades principales para poder concretar nuestras ambiciones.

El esfuerzo y la preparación personal, vinculada a la relación con el prójimo, es lo que nos permite el desarrollo. La constante reciprocidad en el dar y recibir tiene como objetivo la continuidad de la especie. El yo es la Casa I que busca al tú para poder satisfacer las necesidades personales.

El tipo de relaciones, el vínculo con el otro, esta determinado por la Casa VII. Las limitaciones personales propician el encuentro con los demás, para poder recibir de los otros lo que nosotros no podemos obtener con nuestro propio esfuerzo.

Las relaciones tienen un interés totalmente legítimo para poder progresar. La otra vinculación con el prójimo es por medio del afecto. El remedio dinamizador es el amor hacia uno mismo, hacia los demás o hacia algo determinado. Nos ponemos en marcha por medio de la casa I, pero para terminar con lo iniciado y adquirir lo que necesitamos contamos con los signos de aire. Nos relacionamos con el medio por intermedio del signo de Géminis, con el aprendizaje adquirimos los conocimientos para conseguir los recursos necesarios y para poder proceder de manera correcta en el ambiente que nos movemos cotidianamente. Para conectarnos con las personas utilizamos la comunicación. Es decir la base del lenguaje y el conocimiento nos permite la aproximación del yo con los distintos tú.

Para equilibrar el debe y el haber, desde las perspectivas individuales, contamos con el signo de Libra, que es signo de relación natural. Libra obliga a Aries a mejorar la constante dependencia que tenemos con los otros, ya que estamos obligados, a entendernos con el entorno y establecer relaciones. El yo sin el tú no podría expandirse, el amor nos une, el hombre y la mujer forman pareja para evitar que la especie llegue a la extinción, de la pareja surge la familia, de la familia el individuo, quien con su tarea personal contribuirá con la sociedad.

La preparación y la introducción comienza en Géminis, continúa el Libra donde se aplica lo aprendido en Géminis, y culmina con un propósito impulsador de lo que hacemos, en Acuario. Los cuatro signos de Aire contribuyen al desarrollo de las relaciones, pero en estas relaciones también intervienen otros elementos. Los intereses personales, la energía para movilizarse son el Fuego, que facilita la relación. La demostración afectiva, los vínculos profundos, los sentimientos surgidos de las interrelaciones, están representados por el Agua. La Tierra representa las cosas que le podemos dar a los otros, los intereses materiales para obtener los recursos, es la sustancia. Donde predomina el Fuego se tiene que tratar de no ser egoísta y comprender que en toda relación esta el yo y el tú, cuya función es beneficiarse mutuamente. El extremismo emotivo que provoca disputas y malos entendidos que concluyen con el desborde de los sentimientos se da, en la mayoría de los signos de Agua. Es necesario vivir las relaciones aflorando la sensibilidad, con demostración afectiva, sin llegar a la obsesión ni a la posesividad, que lo único que provocan es insatisfacción. En Tierra están los movimientos calculados, la practicidad, donde se trata de sacar provecho de todas las relaciones. Es necesario no convertir a las relaciones en un simple juego de ganancias y pérdidas, tratar de no ver a los demás solo como un beneficio. Las relaciones son numerosas si es el Aire el elemento que predomina. Se suele dar con frecuencia un trato impersonal, aparece la superficialidad. Si hay poca o nada influencia del elemento Agua nos encontramos con la frialdad.

Las relaciones de trabajo en grupo se ven favorecidas por la intelectualización. Cuando los planetas se encuentran en los signos cardinales hay una tendencia a imponerse, a dirigir, a marcar las pautas en las relaciones. Cuando los vínculos son duraderos producen en nuestra vida una destaca resonancia. Cuando las relaciones se encuentran en signos Fijos, son más concentradas, prefiriendo la estabilidad en ellas. La falta de entendimiento y la focalización en los propios asuntos impiden comprender a los otros. Se pueden experimentar relaciones intensas debido a la tendencia pasional. Es necesario evitar la obsesión y el acaparamiento, no se debe caer en reacciones instintivas que serán perjudiciales para los demás y para el propio individuo.

Las relaciones variadas están determinadas por la mayoría de los planetas en los signos mutables, donde la faceta intelectual favorece la flexibilidad y el entendimiento. Las relaciones basadas en el conocimiento ayudan a nivel personal e impersonal a lograr una mayor apertura de conciencia. Los mutables poseen gran adaptabilidad por lo cual, pueden entender y ponerse en el lugar de los demás. Son los intermediarios entre el pasado y el presente, están en condiciones de adaptarse a cualquier circunstancia y a relacionarse como mejor convenga debido a su intelecto, poseen el lenguaje que hace posible el intercambio. La demostración física y las actividades, están a cargo de los signos cardinales, movilizan las relaciones, les dan inicio a ellas, mientras que los fijos se relacionan con la parte afectiva, se ocupan de que las relaciones perduren, dándoles importancia a las ya establecidas. Lo que dificulta el carisma personal es la ausencia o escasa presencia de planetas en signos de Fuego. Es probable acá el abandono o la indiferencia, la falta de entusiasmo, es como si las ideas de estos nativos fueran copias de otros. Cuando en los signos de Tierra hay poca o escasa representación de planetas, existe la obligación de buscar una salida práctica a todos los vínculos ya establecidos. Si las relaciones apuntan a fines materiales, es muy difícil sacar provecho de ellas. Es necesario revisar los objetivos poco factibles, tomar conciencia de lo que es importante.

Cuesta la comunicación fluida y espontánea en todo lo que se quiere aprender cuando hay ausencia o mínima presencia de planetas en signos de Aire, ya que esto reduce la comprensión intelectual. El individuo deberá concentrarse para aprovechar las oportunidades que permiten obtener conocimientos. En temas de conversación es mejor dejar la iniciativa a los otros, esta ausencia de planetas no solo obstruyen lo relacionado con la comunicación, sino que también se limitan las relaciones de movimiento, por que se establecen relaciones condicionantes. Una desventaja para la aproximación a los otros o para el fluir libre de las sensaciones es la falta o escasa presencia de planetas en los signos de Agua. El individuo se mostrará preocupado por las demostraciones afectivas, porque no se expresará o lo hará mal. Sufrirá de insatisfacción debido a la inhibición, en su interior sabe lo que puede hacer o decir pero llegado el momento retrocede. Debido a la poca conexión con el otro suele herir los sentimientos de los demás. Al no canalizar la energía amorosa apropiadamente, se padece un malestar personal. Cuando hay ausencia de planetas en signos cardinales hay una incapacidad autónoma, falta de capacidad para el mando o no lo hace bien, falta decisión, lentitud para tomar resoluciones, tiene tendencia a apoyarse en alguien. Hay ausencia de orientación, es preferible seguir caminos ya transitados que abrir nuevos caminos.

Un factor desestabilizante es la ausencia de signos fijos, se exige una gran atención para llegar a la consolidación. Se deberá recomenzar incesantemente ya que, es probable, que se presenten constantes impedimentos, el desafío está en construir bases sólidas para hacer factible el desarrollo. Por la falta de consistencia en el carácter y la conducta, se presentarán problemas en la administración de bienes y en las relaciones, no es posible madurar sin esquemas y sin durabilidad. Hay una tendencia a liberarse de ataduras y compromisos. La capacidad de atención y de servicio se ve entorpecida por la ausencia de signos mutables. El individuo tendrá poca flexibilidad, puntos de vista limitados y no entenderá posiciones distintas de las propias. Son escasamente influenciables por lo que no es de su interés y no tienen motivaciones por ningún ideal.


Como consecuencia de un carácter riguroso e intransigente pueden tener relaciones complicadas.


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