Se cree que es una leyenda
popular, algo sin fundamento, una superchería o tontería propia de gentes
incultas, pero es tan cierta como que existimos. Hablamos de los gafes, de las
personas que su mera presencia provoca que se produzcan una serie de
infortunios que solo suceden cuando hemos estado con ellos.
Una y otra vez, cada vez
que esta persona aparece en tu hogar, parece que la luz se va y un estado de nerviosismo,
de ansiedad y de tensión surge en el ambiente. A partir de ese momento, todo
sale mal: pueden romperse cosas, golpes con el coche, discusiones, situaciones
de estrés, peleas… Un mal ambiente parece haberse apoderado de ti y de tu casa.
Lo que llamamos “mal rollo”. Si bien al principio es imposible que nos demos
cuenta, debido a la sucesión de acontecimientos, sacaremos conclusiones. Estos
juicios no obedecen al capricho sino a la observación de un hecho o hechos
evidentes.