En ocasiones oímos hablar
del Hado y automáticamente nos imaginamos que se trata del destino; cuando en
verdad es una pauta de desarrollo que traemos al nacer y que estando basada en
el karma nos brinda la máxima posibilidad de crecimiento en cada una de las
etapas de la vida física-psicológica y espiritual. El karma es el cumplimiento
de esa ley que ajusta sabiamente cada efecto a su causa; y por lo que, todo lo
bueno o malo que hemos hecho en una vida, nos acarreará consecuencias idénticas
para ésta u otras vidas; "con la vara que mides, serás medido y con
ventaja". Esta cosecha está formada por todas las encarnaciones por las
que ha pasado el individuo; y esta sucesión de encarnaciones, con sus
respectivos karmas, es lo que se conoce como destino.
Cada uno de nosotros esta
exactamente en el lugar en donde debe estar, con las personas justas con las
que se tiene que vincular y atravesando las situaciones de aprendizaje que su
Hado le forjó para este viaje. Los Rabinos decían: "Ningún gorrión se cae,
si no está escrito en el cielo"; nadie nace, vive o muere por azar; sin
embargo, el libre albedrío permite algunas modificaciones en el orden personal,
que nos llevaran a progresar, retroceder o incluso permanecer estancados por un
periodo de tiempo.