Hace muchos años, aunque
no tantos como podamos pensar, el hecho de ver a las Fae, a las hadas u otros
reinos era celebrado por la comunidad. Se consideraba que las personas que
podían viajar entre los mundos eran personas que estaban imbuidas por “algo” especial.
Según el folklore, para mí
un enorme océano de verdades camufladas, no todo el mundo puede ver a las Fae.
Antiguamente, a las personas que podían ver los reinos invisibles se decía que
tenían la capacidad de la visión, un don. Este concepto entronca con la eterna
discusión sobre si un brujo nace o se hace. Después de años de práctica, me
inclino a pensar y a afirmar que un brujo nace siéndolo. Que la
herencia bruja es la capacidad innata que tienen algunas personas para visitar
el “Otro Mundo”, una habilidad chamánica heredada.