Algo con lo que se trabaja en la brujería del cerco. Se trata de
los Espíritus del territorio, espíritus de la naturaleza con los que habremos
de trabajar codo con codo si queremos que nuestros trabajos mágicos “funcionen”
para nuestro bien y el de todos, ellos incluidos.
En la antigua Roma se
honraba a los llamados Dioses Lares. Estos “dioses” eran deidades guardianas de
la antigua religión romana. Para el pueblo romano eran los guardianes de los
campos, de las chimeneas, de las fronteras, de los cruces de caminos, de las
casas, de las ciudades y hasta de los vecindarios.
Pero no solo en la
religión romana sino que en la Brujería tradicional y especialmente en la
Brujería del Cerco creemos en la existencia de unos seres numinosos que existen
en ciertos lugares, que están ahí para proteger e influenciar todo lo que
sucede dentro de las fronteras de sus reinos. Ellos son los númenes, espíritus
de la naturaleza cuyos dominios traspasan los nuestros, que no lo son tal.