Para la tradición
cristiana los ángeles caídos son aquellos que siguieron a Lucifer en su
rebelión contra Dios y como castigo fueron expulsados del cielo convirtiéndose
en demonios.
Esos “demonios” no son
ángeles, aunque si cayeron, pero no por rebeldía sino para cumplir un trabajo
que consiste en concebir y mantener la materia. Sin ellos esta regresaría a su
estado sutil y no podría existir el mundo físico que conocemos.
Desafortunadamente, el
precio a pagar es el oscurecimiento temporal de su conciencia, de su luz, de su
divinidad. Es por eso que esa jerarquía de individuos está hundida en las
tinieblas. No se puede crear la materia de otra manera. En cada ronda un grupo
de Monadas (Egos divinos) serán afectadas a esa tarea necesaria.