A modo de prólogo, hoy con esta entrada, voy a recordar unas palabras
que dijo Jesús a sus discípulos:
«Pedid y se os dará;
buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el
que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O hay acaso alguno entre
vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le pide un pez, le
dé una culebra? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a
vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas
buenas a los que se las pidan! Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los
hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los
Profetas».
¿Quién no ha deseado algo
alguna vez en la vida? o ¿quién no ha pedido por algo o alguien?, pero la
cuestión que aquí quiero tratar ahora es…. ¿Sabemos cómo pedir o desear para
que nuestro deseo llegue bien y se conceda de la mejor manera para nosotros?
Quiero recordar, que muchas veces deseamos algo que creemos nos conviene en un
principio, pero con el tiempo eso que podemos haber deseado, que creíamos era
necesario para nosotros, luego en una suerte de acontecimientos que se suceden,
pues se nos concede algo todavía mejor, o justamente lo que necesitábamos pero
que no sabíamos hasta que “nos lo dan” y es solo cuando lo “recibimos” que nos
damos cuenta de lo que realmente necesitábamos. También seguro habrán escuchado en
varias ocasiones “Ten cuidado con lo que deseas, no vaya a ser que se cumpla”, precisamente por lo que les estoy contando, hay que SABER DESEAR O PEDIR, no basta con solo desear,
porque tal vez la petición que hacemos, no es la más adecuada para nosotros, y
estamos gastando energías inútilmente en pedir algo que no nos conviene pedir.
Por ello, lo que les dejo
hoy, es la Fórmula Mágica de la gran escritora de Metafísica, Conny Méndez,
para PEDIR DESEOS de manera SABIA. De este modo, si se les concederá lo que de
verdad es lo adecuado para cada uno de nosotros y lo más importante, y es una
de las bases de la Metafísica, pensamiento positivo, en este caso es que lo que piensas lo des por hecho y lo digas o afirmes, que nuestro deseo ya se ha
concedido en el mismo instante en el que terminas de pedirlo.
Pídelo con todo el corazón, no
se trata de pedir deseos frívolamente, ese tipo de deseos no irán a ninguna
parte. Siempre pide cosas importantes, pide por amistad, por salud, por amor,
por encontrar trabajo o un mejor trabajo, por la familia…etc…. pero no pidas nunca cosas frívolas y superficiales que no van a llegar a ningún lado.
Como sugerencia, les recomiendo que escriban los deseos que quieren pedir en un papel, si es con un
rotulador de color malva/morado mejor todavía (el malva es el color de más alta
vibración espiritual es el color del cambio o trasmutación), o también puede ser con un bolígrafo azul. También es
importante que en nuestra lista de deseos no solo pidas por cosas para ti, es necesario que incluyas deseos o peticiones para alguien más que
no seamos nosotros, o para el mundo en general (que falta hacer pedir por el
mundo ¿no les parece?), no hay que ser egoístas y pensar solo en uno mismo,
porque como reza el dicho “manos que no das ¿qué pueden esperar?”, para recibir,
antes hay que dar. El papel en el que
los hayas escrito lo guardas con mucho amor, con fe y esperanza, en una
cajita que sea especial para ti, o dentro de un libro que o bien también
tenga un significado importante para ti o bien puede ser un libro que
tenga un alto contenido espiritual, por ejemplo la propia Biblia si la tienes en casa. Después de hecho todo, lo único que quedará será esperar, tener
paciencia y confiar que lo que pediste te será concedido siempre de la mejor
manera para ti.
Aquí les dejo las palabras
de Conny Méndez, para que comprendas todo el proceso de la petición:
“Déjame darte la fórmula
metafísica para obtener cualquier cosa que uno desee. Es una fórmula para
emplearla en todo. Compruébala por tú mismo, no me lo creas ciegamente.
“YO DESEO (_______________)
EN ARMONÍA CON TODO EL MUNDO Y DE ACUERDO CON LA VOLUNTAD DIVINA. BAJO LA
GRACIA Y DE MANERA PERFECTA. GRACIAS PADRE QUE YA ME OÍSTE”.
Ahora no dudes por un solo
instante. Has empleado la fórmula mágica. Has cumplido con toda la ley y no
tardarás en ver tu deseo manifestado. Ten paciencia. Mientras más tranquilo
esperes, más pronto verás el resultado.
La impaciencia, la tensión
y el ponerse a empujar mentalmente destruyen el tratamiento (la fórmula es lo
que en metafísica se llama “un tratamiento”).
Para que conozcas lo que
has hecho al repetir la fórmula, te voy a explicar el proceso detalladamente.
Al tú decir “en armonía para todo el mundo” has eliminado todo peligro de que
tu conveniencia perjudique a otro, como tampoco se te hace posible desear un
mal para otro. Al decir “de acuerdo con la voluntad divina”; si lo que tú
deseas es menos que perfecto para tú, verás suceder algo mucho mejor de lo que
tú esperabas. En este caso significa que lo que estabas deseando no lo ibas a
encontrar suficiente, o no te iba a resultar tan bueno como tú pensabas. La
voluntad de Dios es perfecta.
Al tú decir “bajo la
Gracia y de manera perfecta”, encierra un secreto maravilloso. Pero déjame
darte un ejemplo de lo que ocurre cuando no se sabe pedir bajo la Gracia y
perfección. Una señora necesitaba urgentemente una suma de dinero, y la pidió
asimismo: para el día 15 del mes. Tenía absoluta fe de que la recibiría, pero
su egoísmo e indiferencia no le inspiró pedirla con alguna consideración para
nadie más. Al día siguiente un automóvil atropelló a su hija, y el día 15 del
mes recibió la suma exacta que ella había pedido. Se la pagó la Compañía de
Seguros por el accidente de su hija. Ella trabajó contra la ley y contra ella
misma.
Pedir “bajo la Gracia y de
manera perfecta” es trabajar con la ley espiritual. La Ley de Dios que se
manifiesta siempre en el plano espiritual. Allí (en el plano espiritual) todo
es perfecto, sin obstáculos, sin inconvenientes, sin tropiezos ni daños para
alguno, sin luchas ni esfuerzos, “suavecito, suavecito”, todo con gran amor, y
esa es nuestra Verdad. Esa es la Verdad que al ser conocida nos hace libres.
“Gracias Padre que ya me
oíste” es la expresión más alta de fe que podamos abrigar. Jesús la enseñó y la
aplicaba en todo, desde antes de partir el pan con que alimentó a cinco mil,
hasta para decir cómo transformar el vino en su sangre. Dando gracias al Padre
antes de ver la manifestación.”
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