No deja de llamar la atención el cómo los gitanos estás esparcidos por todo el mundo en toda Europa, aun en Latinoamérica, y desde luego, ellos encierran una costumbre, tradición grupos etnias interesantes de ser analizados. En lo particular me ha llamado siempre la atención todo lo relacionado de parte de ellos tanto en costumbre, música, pero también su magia, que es el motivo de este escrito. Reciben distintos nombres que van desde: Zíngaros, bohemios.
Se ha mantenido siempre
una polémica, con respecto a sus orígenes, su evolución en el tiempo y sus
estrategias de supervivencia en sociedades dentro de las cuales siempre son minoritarios.
La opinión más extendida afirma, a partir de análisis genéticos y lingüísticos
y a la vista de los documentos conservados, que proceden del Punjab, en
cualquier caso de alguna zona comprendida entre India y Pakistán. Los datos
lingüísticos apuntan a que los antepasados de los gitanos vivieron en el
noroeste de la India, antes de migrar al occidente pasando por la costa sur del
Mar Caspio. Se desconoce si con anterioridad habían migrado de otro lugar aún
más remoto. También se desconocen las causas exactas de su migración hacia el
oeste, que se produjo en torno al siglo XI. Tras una estancia al norte de
Persia, se desplazaron, nuevamente, hasta Asia Menor, donde se asentaron
durante el siglo XIV. La inestabilidad política provocó el primer éxodo
fielmente documentado hacia el oeste y el sur: una rama del pueblo gitano se
internó en la Europa Central y otra descendió hasta el norte de África. La
entrada de los gitanos en Europa se documenta a partir de los primeros años del
siglo XV. A fines de ese siglo, la ruta del sur y la del norte ya se habrían
unido en algún punto del sur de Europa (en Francia o España)
Los gitanos han tenido
desde antiguo un estilo de vida parcialmente nómada que les ha influido
notablemente y desde un principio han destacado por una importante aportación
característica en el arte y cultura popular, especialmente la música. Siguen
celosamente sus costumbres, pero también se han adaptado y evolucionado en los
distintos países donde se han asentado. Ello fue especialmente manifiesto en
Andalucía, donde los gitanos hicieron suyos el canto y el baile flamencos,
enriqueciéndolos y aportando infinidad de cantaores o bailaores a la cultura
andaluza y española. (Wikipedia)
Los gitanos practican
mucha magia y hacen uso de las mancias. Se sabe, que la magia para ellos, debe
realizarse en el momento oportuno, ya sea a una hora del día o la noche, o
época del mes, así que planéela con anticipación.
Señalan, no intentar
trabajar con la magia por la prisa del momento pues rara vez funciona. La magia
depende de la energía de la persona que la hace. Esa energía, poder, o como le
llame se absorbe de las herramientas que hace y usa, de las palabras que
pronuncia, las acciones que lleva a cabo y la dirección del producto final
Comenta marecela en un
escrito al respecto, que mundialmente es conocido el temor a la maldición
gitana; que al parecer simboliza un hechizo muy difícil de romper. Es también
común observar que cuando hace su colorida aparición en algún sitio la falda
gitana, la gente apresurada se aleja de ella; y quien no puede lograrlo, casi
con resignación, prefiere entregarle una joya o dinero, a cambio de no escuchar
la despiadada maldición.
geocities.com nos
comenta, que la cultura gitana ha sido relacionada durante siglos con un sinfín
de rituales y cultos esotéricos. Algunos perdieron vigencia pero otros
conservan, sin embargo, todo su poder. Se cree que los zíngaros se convirtieron
en esoteristas expertos en Egipto, lugar en el cual permanecieron cautivos
durante 4 siglos, antes de la era cristiana.
Si bien uno de los
talentos más famosos del pueblo gitano es el de adivinar el futuro, también las
maldiciones, los trabajos para el amor, los conjuros y los sortilegios forman parte
de los conocimientos que mantuvieron en secreto durante generaciones y
generaciones.
Las sabias y veteranas
gitanas sostienen que el poder de la auténtica magia reside en respetar 4 leyes
básicas, sin violarlas jamás. Estos principios deberán de tomarlos en cuenta
todos aquellos que quieran practicar la magia.
1. La fuerza del deseo
La primera ley sostiene
que lo más importante para lograr un resultado favorable es el deseo. Pues
cuanto más intenso sea nuestro deseo, más seguro será el efecto del hechizo.
2. Intensa concentración
La segunda ley consiste
en concentrarse intensamente cuando se lleva a cabo un ritual. Nada ni nadie deben
distraer al mago, y si el hechicero se distrae, deberá pedir perdón a los
espíritus y comenzar desde el principio
3. Infinita paciencia
La tercera ley
recomienda tener paciencia, pues en el mundo material cualquier deseo que se
siembra debe crecer poco a poco, como una planta
4. Actuar en secreto
La ultima ley, y talvez
la más importante, afirma que siempre se debe mantener el secreto. Jamás se
debe decir que estamos haciendo ni cuál es nuestro propósito. Esto es
fundamental, pues quien habla de su deseo únicamente logra que el mismo se
debilite, hasta morir.
En la magia de los
gitanos es importante el uso de los elementos que hay en la naturaleza. Los
gitanos por lo regular no compran algo fabricado salvo algunas cosas que ya sea
de importancia mayor, ya que consideran que las cosas naturales hechas por sus
propias manos tiene un mejor sentido y apegado a la naturalidad del ser. Además
piensan que las vibraciones que poseen las cosas naturales son más puras a comparación
con las cosas hechas o fabricadas artificialmente.
Muchas veces para hacer
un hechizo buscan por todo lado sea bosques, veredas o cualquier campo hasta
encontrar el elemento correcto para ejecutar el hechizo. Además esa búsqueda es
parte del hechizo y trabajo mágico con lo que ayuda a crear el poder para el
objeto
Las supersticiones y
tradiciones mágicas gitanas son abundantes. Algunas no están exentas de cierta
magia mimética, como aquella que sugería no comer jamás, bajo ningún concepto
ni aún con hambre extrema, un caracol. El motivo era muy sencillo: el animal,
al igual que los gitanos, llevaba su casa a cuestas. Pero este no es el único
ejemplo del respeto por los alimentos, veamos otros.
Los gitanos creían que
comer moras en invierno podría ser negativo para la persona, pero no por el
veneno, sino porque consideraban que durante el final del otoño el maligno, en
este caso el diablo, vertía sobre ellas su aliento. Cuando querían alejar un
enemigo de sus vidas depositaban, cerca de su casa o campos, moradas que se
habían podrido a causa de una helada otoñal.
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