Muchas de las personas que
acuden a mí a que les quite trabajos de magia negra, mal de ojo, energías
negativas, etc. se sorprenden al descubrir que una vez que he realizado el
trabajo para quitarles esa energía atacante, los síntomas van desapareciendo
poco a poco o de forma repentina según la intensidad de la magia negra con que
les han trabajado.
El gran aliado que tiene
la magia oscura es el desconocimiento. El hecho de que la gente no crea en su
existencia hace que, en no pocas ocasiones, estos trabajos acaben por destruir
por completo o casi por completo a su víctima dependiendo de la potencia del
trabajo que le han realizado. Y bien sé lo que digo porque muchas veces este
tipo de trabajos oscuros pasan desapercibidos confundidos con depresiones y
rachas de mala suerte. Eso sí, debemos ser sumamente cuidadosos a la hora de
diferenciar una depresión o algún trastorno psicológico de un ataque
energético. Siempre aconsejo descartar estas causas antes de dictaminar que
hemos sido víctimas de un trabajo de magia negra. Debemos evitar caer en la
sugestión y he conocido personas que achacan a la magia negra cualquier
cuestión de índole negativa que le sucede.