Paracelso afirmaba en su
libro Philosophia Oculta: “Las salamandras se han visto con la forma de bolas
de fuego, o lenguas de fuego, corriendo por los campos o mirando en las casas”.
Se creía que eran como lagartos o culebrillas que ciertas personas podían ver
saltando entre las llamas de un buen fuego.
Los egipcios, caldeos y
persas, en ocasiones, confundían a los espíritus del fuego con dioses debido a
su radiante esplendor e inmenso poder. Los griegos, siguiendo el ejemplo de
culturas anteriores, deificaron a las salamandras encendiendo fuegos perpetuos
en su honor.
Conectar con los
elementales del fuego es fundamental para conectar con este poderoso elemento y
aprender a interpretar su sabio, certero y mágico lenguaje.
Cada llama contiene el
espíritu de un elemental del fuego. Siempre que haya fuego o calor, hay
salamandras. Te invito a que contactes con ellas y observes qué tienen que
decirte. Ellas son fuego y el fuego siempre nos indica un cambio. La magia
siempre busca transmutar una situación en otra. Su brillo es el brillo de tu
mente.