Algunos estudios
científicos han demostrado que al momento de la muerte, el cuerpo humano pierde
algunos gramos de peso; 150 según algunos estudios, o quizás 21 como en la
película “21 gramos”. Como este volumen no corresponde a pérdida de tejido,
fluidos corporales o aire en los pulmones, muchos apuntan a que es el peso del
“alma” al desprenderse del cuerpo. Este dato no se ha podido explicar de manera
real, con bases científicas y además sucede en todos y cada uno de los
individuos que fallecen.
Según algunas teorías, el
alma está formada por 3 partes: mental, emocional y espiritual; las tres juntas
conformarían lo que se denomina “cuerpo astral”. El cuerpo astral puede
transportarse o tele transportarse de un lugar a otro, y se han relatado
experiencias que apuntarían a que en el momento de la muerte, una persona
dispone de algunos segundos para despedirse de amigos o familiares antes de que
el cuerpo astral se descomponga en sus tres partes componentes.
El alma espiritual se
desliga de las otras dos y vuelve a la dimensión luminosa de donde proceden las
almas, quedando solo en la tierra el alma mental y el alma emocional. Algunas
creencias dicen que al quedar solas estas dos partes se vuelven inestables y se
convierten en “fantasmas”, es decir entidades carentes de un cuerpo físico y de
una porción espiritual que les de personalidad y guía, atribuyendo la presencia
de fantasmas a que la sección mental se mantiene en este mundo para resolver
sus cuestiones pendientes, y se pone en evidencia valiéndose de gente
perceptiva y comunicándose con los vivos de diversas formas.