La Artemisa es una de las
plantas griálicas más poderosas; planta iniciática y reveladora de las claves
del saber perdido. La Artemisa está relacionada con las energías secretas de
las corrientes telúricas, los antiguos cultos matriarcales y el misterio de las
Vírgenes negras.
En tiempos de los faraones
fue muy apreciada su magia, empleándose contra toda energía negativa; e incluso
en las ceremonias religiosas se llevaba en procesión a modo de cirio para
atraer y sintonizar las energías cosmo-telúricas y ahuyentar cualquier
interferencia negativa.
La Artemisa debe su nombre
a la diosa griega Artemisa, la gran protectora de la mujer, cuyos ritos más
secretos estaban basados en las fuerzas ocultas de la madre tierra. Esta planta
alquímica, por su estrecha relación con las energías telúricas y griálicas, fue
la gran protagonista de la mayoría de los rituales y cultos dedicados a la
diosa Artemisa (de ahí su nombre).