Con el avance cultural y científico se han podido esclarecer fenómenos y técnicas que antiguamente solo le eran atribuidas a la magia; e inclusive comenzaron a formar parte de especialidades que nada han tenido que ver con la hechicería. Este desarrollo fue posible porque la gente nunca ha dejado de creer en la dimensión espiritual y porque finalmente el camino que se debe recorrer cuando se busca la verdad, ineludiblemente penetra en el territorio de la magia.
A los cíngaros los caracteriza esa añoranza ancestral de husmear en lo referente a la trascendencia del alma, porque la verdadera magia para ellos existe en la sabiduría del espíritu. Estos personajes empecinados en sobrevivir, han forjado una picardía y una sensibilidad reconocida cuando de amor y pasiones se trata.
Los gitanos son portadores de un místico romanticismo que emana sensualidad y misterio; resultando de esa peculiaridad un genuino fuego interior que se revela en sus aspiraciones permanentes por tener relaciones de amor ardiente.
Para encontrar un amor:
Y para que la vida nos sorprenda con el descubrimiento de esa persona capaz de comprometerse afectivamente en una correspondencia mutua que propicie la concreción de una pareja estable; el ritual lo debemos hacer durante la faz de la Luna Nueva, ya que este ciclo colabora con un comienzo lento de la afinidad pero con la fuerza necesaria para sortear los obstáculos que se presenten, prevaleciendo el vínculo a pesar de las dificultades; en cambio, si por no consultar el calendario lunar, lo realizáramos durante una noche de luna llena, estaríamos corriendo el riesgo de atraer un noviazgo muy apasionado pero de corta duración.
En la primera noche de Luna Nueva hay que encender dos velas rojas sobre una mesa dispuesta con un mantel, que tenga en su centro un jarrón con flores; y sobre un costado se colocarán tres copas junto con una botella de vino fino tinto sin abrir y dos manzanas rojas. Estando todo dispuesto allí, se deberá tomar un baño caliente con los pétalos de nueve rosas, procurando que el agua con los mismos recorra toda la piel; perfumar el cuerpo con colonia de rosas y vestirse con tonos rojos, rosados o en su defecto, colores claros. Es importante que mientras se avanza en la ceremonia se tenga en mente todo el tiempo la intención, que debe centrar la atención de quien lo ponga en práctica, mientras dura la misma. Acercarse a la mesa, descorchar el vino, servir dos copas a un cuarto de su capacidad, mientras se evoca mentalmente y se solicita a los espíritus de luz por el encuentro de esa alma con quien merezca la pena compartir el amor; por que esa persona sea reconocida en cualquier circunstancia de la vida como tal, y por que sea posible la verdadera unión de la sangre y el aliento en un proyecto conjunto de vida a futuro. Se toman con cada una de las manos una copa, se las hace chocar semejante a un brindis, y se vuelca el contenido de ambas en la tercera que se encontraba vacía en la mesa y a la espera; seguidamente se debe beber de dicha copa todo el vino de una sola vez, sin apoyarla sobre la mesa antes de haberla vaciado. Este preceptivo debe de hacerse los tres primeros días de Luna Nueva y durante tres lunaciones consecutivas, completando así un total de nueve días de sortilegio.
Para mantener viva la pasión:
Y encender nuevamente esa llama que por momentos pareciera adormecerse un poco hay que tomar tres velas rojas, de esas que duran tres días, escribir con un palillo dental en forma de espiral y recorriendo la circunferencia de las mismas, el nombre y apellido completo de los dos integrantes de la pareja y seguidamente todos los deseos en positivo que se quieran obtener a partir de dicha unión, culminando el texto con un "Así sea".
Untar las velas ya escritas en aceite de rosas y dejarlas reposando en una canastita de mimbre o junco que tenga en su interior pétalos de rosas, por el transcurso de tres días; en los que se le deberá encender cerca de las mismas tres sahumerios (incienso) por día, a fines de mantenerlas con una vibración energética bien alta. A un costado del cesto poner un vaso con agua. Encender la primera vela, luego del periodo de descanso, en una noche de Luna Llena o Cuarto Creciente; una vez finalizada ésta, encender la segunda y seguidamente la tercera.
Arrojar los restos de vela, sahumerios y pétalos, teniendo la precaución de hacerlo en donde después y por ninguna causa, podamos volver a tocarlos.
Para recuperar un amor perdido:
Y volver a contar con la oportunidad de disfrutar de él; se deberá llevar hasta el mar una cesta de mimbre pequeña, que en su fondo tenga: las dos fotos de los integrantes de la pareja, superpuestas ambas, intentando coincidir sus miradas, previamente untadas con miel. Sobre las fotos se pondrán 8 flores blancas y 8 monedas para que las almas de ambos se junten y los cuerpos se deseen. Cuando se entregue al mar esta canasta, una noche de Luna Nueva, seguirla con la vista hasta que se pierda y con la mente centrando la atención en el deseo; mientras se arroja sobre las aguas un poco de perfume o colonia de rosas. Antes de retirarse de la orilla, tomar un poco de arena con la que se terminará la ceremonia en el hogar. Estando ya en la vivienda, agarrar un plato blanco, en lo posible virgen, y escribir en él con tinta incandescente el nombre de los dos que forman la pareja junto con el pedido de retorno de quién se ha alejado y el expreso deseo de unión. Sobre el plato expandir la arena traída del mar y en su centro colocar una vela blanca de tres días, que se encenderá seguidamente. Aquí es importante que mientras el cirio se va consumiendo en el transcurso de los tres días, al menos entre 2-4 veces por día se le pueda dedicar unos diez minutos por vez para mirar la llama que arde mientras se vivencia internamente el deseo. Por ultimo enterrar en algún macetero del jardín el plato con la arena y los restos de vela, cubriéndolo con alguna planta que tenga flores.
Para ganar el corazón de la persona amada:
Y que comience a desear algún acercamiento especial para con nosotros, precisaremos un bulbo de cebolla, una maceta nueva y tierra fértil. Lo primero que se debe de hacer es mantener esa cebolla durante tres días sobre un papel escrito que manifieste el deseo y el nombre de quienes pueden convertirlo en realidad. Y durante esos tres días dispondremos en forma de triángulo, conservando la cebolla con el papel debajo en el centro, de tres velitas de miel (que previamente cargaremos con nuestra energía teniéndolas un buen rato entre nuestras manos) y seguidamente prenderemos una por día. Recién transcurrido este tiempo y completado los requisitos del trabajo; escribiremos el nombre de la persona que deseamos atraer hacia nosotros en la base del bulbo de la cebolla y luego procederemos a plantarla en la maceta que habíamos adquirido, completándola con la tierra fértil y enterrando junto con ella el papel escrito en el que al principio teníamos apoyada la cebolla. Esta maceta debe de estar orientada desde el sitio más cercano a nuestra habitación mirando hacia la dirección cardinal en que se encuentre esa persona amada, ya sea al norte, este, etc. Cuidaremos de esa potencial planta al igual que si se tratara de nuestro amor, dedicándole algo de tiempo para contemplarla y regándola para que crezca saludable; teniendo en mente cada vez que nos acerquemos a ella nuestra sincera intención: Que sus raíces se extiendan y sus hojas crezcan de la misma manera que lo hará el amor de tal persona hacia mí.
Para evitar la infidelidad:
Este conjuro es sumamente antiguo, me decía que escuchaba a su abuelo contar que cuando era pequeño, sus tíos ya recomendaban hacerlo. Este ritual debe llevarse a cabo los días 20 de cada mes. Se debe elegir la mejor y más tentadora manzana roja que se encuentre en el mercado; aquella que no tenga picaduras de insectos, ni manchas, ni defectos. Después de lavarla y secarla bien, la frotaremos dejándola brillosa, reluciente. Seguidamente le daremos un mordisco a la misma, tragando el trozo entero de la fruta que nos ha quedado en la boca, sin masticar. Ataremos con una cinta blanca a la manzana, una pequeña fotocopia color de un retrato de nuestra pareja; posteriormente envolveremos todo con un papel virgen blanco; y en seguida lo llevaremos a los pies de un árbol bien frondoso, en donde lo dejaremos allí depositado. Lo ideal es realizarlo tres veces, una por mes y luego dejar pasar por lo menos otros tres meses antes de volver a repetir la secuencia.
La botella del amor eterno:
Cuentan algunas leyendas que antiguamente llamaban botellas mágicas a recipientes de barro tapados con corcho y en los que fielmente se guardaban uñas, pelos y, a veces, algunas gotas de fluidos personales; con el objetivo de ser el simbólico contenedor de la pasión de la pareja. Con el mismo anhelo podemos escoger de alguna tienda de antigüedades nuestra botella favorita para convertirla en talismán de amor. Primero descargar energéticamente la botella dejándola por tres noches al rocío y seguidamente tres soles de mediodía. Dentro de ella se debe colocar 9 pétalos de rosa roja, esencia de rosas, uñas y cabellos de los integrantes de la pareja. Taparlo con un corcho y dejarla debajo de la cama matrimonial. Conservarla allí hasta que se rompa, si no se rompiese en años, podrá usted destruirla en el momento en que su pareja ascienda un peldaño más en su desarrollo; porque cada vez que la botella se rompa estará representando que la relación se habrá renovado; acompañando a esta transformación es necesario reponerla, repitiendo el ritual.
Fechas Negativas para el amor y otras cuestiones:
-Enero: 1-2-6-14 y 27
-Febrero: 1-17 y 19
-Marzo: 11 y 26
-Abril: 10-27 y 28
-Mayo: 11 y 12
-Junio: 19
-Julio: 18 y 21
-Agosto: 2-26 y 27
-Septiembre: 10 y 18
-Octubre: 6
-Noviembre: 6 y 17
-Diciembre: 5-14 y 23
Tómenlas muy en cuenta!!!
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