Mediante la profunda
meditación y concentración puede llegarse a ver el aura; es una capacidad que
todos tenemos y que se puede desarrollar plenamente mediante el desarrollo de
otros sentidos, no tanto los físicos a los que nos hemos acostumbrado casi como
única forma de percibir el mundo, quedando el sentido de la percepción oculto y
no desarrollado. Es por ello que debemos ejercitarnos para ver con los ojos
cerrados, sentir lo que está más allá y aceptar en nuestra mente consciente lo
que han percibido nuestros sentidos interiores.
El aura con sus variados
colores, no es algo físico, entonces es necesario un esfuerzo consciente para
percibirla, desde luego aceptando su existencia como primer paso, de lo
contrario la mente consciente rechaza la idea e incluso las señales
inconscientes que la describen. Mediante el aprendizaje y la actitud correcta
podemos recuperar la capacidad de ver el aura y hacer usa de otras percepciones
extra sensoriales.
El aura nos habla en un
lenguaje especial, creando una imagen del pasado, del presente y del futuro, y
su comprensión nos ayudará a entender a nuestro semejante con mayor plenitud.
Todos estamos revestidos de este arco iris donde el tono o el color pueden
revelar algunas cosas pero más nos dirá el conjunto áureo que puede responder a
una infinidad de preguntas. Cómo somos, si amamos, si sentimos miedo, dolor o
compasión; todo esto está plasmado en las tonalidades y brillo del aura.