La convivencia cotidiana
nos expone a las fricciones que la comunicación continua nos reta a sortear.
Somos particularmente
distintos, sentimos, pensamos y creemos de manera disímil; y aunque muchas
veces nos vanagloriamos de ser únicos; pocas veces entendemos que esas
diferencias nos impulsan a combatir por un grado de razón que realmente cada
uno tiene a su manera, con su estilo y precisamente por su particularidad.
Una parte importante de
las lecciones y aprendizajes que nos presenta la vida proviene de nuestras
relaciones con las personas con las que entablamos lazos de amistad, de amor,
de odio, de conflicto o de dependencia.
Las preguntas sobre la
aclaración de nuestras relaciones son las que más se hacen con respecto a las
situaciones personales de la vida. De hecho, no hay ninguna otra esfera de la
vida, salvo las situaciones relacionadas con nuestra profesión, que influya
tanto y tan profundamente en nosotros y nuestro humor cotidiano.
Con la ayuda de las cartas
del tarot es fácil detectar las circunstancias que no nos llevan a ninguna
parte, que sólo nos encierran en un circulo vicioso de resentimiento, de
tristeza e inseguridad; que no pueden superarse o que crean problemas;
introduciendo un nivel de tensión en lo que debería ser la normal comunicación
y comprensión de esos vínculos conflictivos.