Este planeta representa la
fuerza que esta más allá de lo comprensible para la mente lógica, esta fuerza
está fuera de nuestro control. Como está más allá de las fronteras, la única
manera de entenderlo en su esencia, es sometiéndose a él.
Podremos conocerlo
solo cuando nos fusionamos con él, cuando eliminamos las fronteras. Por eso a
Neptuno se lo asocia con lo místico, con el misterio, con el sentido de
desarrollo espiritual y de inspiración. Representa las ganas de perderse en un
estado de conciencia superior o inferior, tratando de escapar tanto de las
limitaciones materiales, como de las limitaciones de la personalidad y del ego.
Esta tendencia al escape se puede llevar a cabo, ya sea por actividades
autodestructivas o por actividades constructivas. Un individuo neptuniano puede
ser excesivamente compasivo o muy receptivo a sutilezas, también puede ser
evasivo o escapista, o una mezcla de estas condiciones. La influencia de
Neptuno según la posición de casas, los tránsitos o representada por las configuraciones
natales, otorga a menudo sensaciones de confusión, de falta de seguridad, es un
sentimiento de estar vagando en el espacio, esta sensación se desarrolla
particularmente cuando nos resistimos a la desintegración y a la disolución que
resulta inevitable en alguna pauta de nuestra personalidad o de nuestra vida.
Cuando no nos encontramos suficientemente afirmados en el mundo material se
hace más evidente este lado negativo de Neptuno. Podríamos afirmar que si no
nos ponemos de acuerdo con las presiones, realidades y obligaciones de Saturno,
no estaremos bien plantados para poder manejar lo destructivo o lo intenso de
alguno de estos planetas. Debemos tomar de Urano, la libertad y las
intuiciones, y de Neptuno, el idealismo y la inspiración, para poder hacerlos
reales y así bajar ese conocimiento a la tierra. Se provocará una sensación de
descontento y algunos trastornos psicológicos, que causarán una desintegración
de la personalidad, si no se trabaja en esta integración interior, con
honestidad y ligereza.
El factor representado por
un planeta en estrecho aspecto con Neptuno, en cualquier carta natal, está
ampliamente sensibilizado y depurado. Neptuno inclina al individuo hacia la
fantasía o hacia un conocimiento irrealista de una situación particular de la
vida, porque la sensibilidad se manifiesta comúnmente como una susceptibilidad
al autoengaño, a la ilusión, a la confusión. Estas situaciones problemáticas
suelen conducir a la solución, ya que durante la búsqueda de respuestas, se
logra llegar a una realidad superior, por intermedio de la experiencia de la
desilusión. Neptuno lleva entonces a una idealización práctica y positiva, a
una espiritualización. También disuelve las pautas viejas y ordenadas de la
conciencia, así se toma conocimiento de las apreciaciones cotidianas, las que
son limitadas, y se entra en contacto con algo más amplio de lo que pensábamos.
Los aspectos malos de
Neptuno con los planetas personales o con el Ascendente de un individuo, hacen
que éste, persiga el sendero espiritual, es decir que estos aspectos
tensionados son buenos para los buscadores espirituales. Esta energía generada
por este planeta, impulsa al individuo a actuar sobre la base de las
inclinaciones espirituales y a trabajar con mayor empeño en la vida.
Los aspectos difíciles,
por así llamarlos, son los más propicios para la creatividad artística y el
avance espiritual. Aquellos que tienen las conjunciones, cuadraturas u
oposiciones de Neptuno con el Ascendente o los planetas personales son los que
en realidad sufren un descontento divino, esto se debe a la sensibilidad con
respecto a las fuerzas inmateriales e invisibles de la vida, que proviene de
este planeta.
Cuando se comprueba que
hay un grado más elevado o etéreo del individuo, es muy difícil vivir con paciencia
en el mundo material, que cada vez, se va sintiendo más, como una prisión. Para
poder vivir una relación justa con las fuerzas de Neptuno es necesario dejar de
buscar el ideal en el mundo exterior y aprender que este ideal se conseguirá,
solamente, cuando se acepten las responsabilidades para concretar el ideal de
nuestras vidas, usando nuestra creatividad y nuestra devoción, es decir vivir
el ideal haciéndolo realidad. Es en vano buscar la situación perfecta, el
trabajo perfecto, el matrimonio perfecto, el hogar perfecto, porque esa
necesidad de colgarse de la perfección solo conduce al dolor y no sirve de nada
querer escapar de la vida diaria que no concuerda con ese ideal. Nunca se
sentirá una paz interior si se pretende insistir en que sea todo perfecto, sin
comprometerse completamente a vivir en plenitud. Algunos estudios astrológicos
indican que, Neptuno simboliza el sentido de obligación para con la sociedad y
con los demás, lo que suele ocasionar en determinadas circunstancias un
sentimiento de culpa. Puede decirse que a través de Neptuno se saldarán ciertas
deudas kármicas con los demás.
Todos estos sentimientos o
conductas de obligación para la sociedad, la humanidad o para todo ser viviente
proviene de un sentimiento de unidad que se tiene con todos los seres vivos.
Esto de dar al otro, a veces se siente como una obligación, por lo cual, si no
se cumple con esta obligación inmediata, sobreviene un sentimiento de culpa.
Debe contarse con una delgada cualidad espiritual para que las exigencias de
los demás no ocasionen un agotamiento. Si bien, todos necesitan ayuda de los
demás, pero el hecho de considerarse como una unidad, no significa tener toda
la energía o los recursos para solventar todas las necesidades de los seres
vivientes. Es una mal aplicación querer satisfacer esa insaciable necesidad de
obligación para con los demás, ya que con frecuencia estas personas derraman
todo el contenido de su fuerza vital. La persona manifiesta una forma sutil de
egotismo espiritual cuando el Sol está en conjunción, cuadratura u oposición
con Neptuno. Cuando Neptuno tiene estos mismos aspectos con cualquier planeta
personal o el Ascendente se manifiesta una definida ambición personal, que se
dirigirán a intentos vanos de conseguir poder espiritual o mundanos en grupos
orientados al espiritualismo. De todo esto, se puede deducir que la naturaleza
de esta energía neptuniana va a depender de la actitud que se tome con respecto
a ella, del valor que se le otorgue y de cómo se encuadre en la estructura
vital de lo sutil. Si la mente y el alma están abiertas a la irrupción de estas
energías, se podrá sentir una imaginación, una percepción espiritual y una
elevada inspiración. Se pueden ver las imágenes arquetípicas y se pueden sentir
las realidades intemporales, se podría decir de Neptuno que es el poder
curativo y sustentador de la integridad del todo en todos los grados. Neptuno,
por intermedio de la posición de casa del mapa natal, indica la posibilidad de
experimentar las realidades espirituales.
De nuestra habilidad,
valentía y honestidad depende como se constituirá en nuestra estructura vital
la dimensión de la vida neptuniana y la energía sutil. Podemos a su vez,
experimentar constructivamente, (en forma de protección o guía superior), o
autodestructivamente, (en forma de posesión, engaño o disipación de nuestras
energías), las fuerzas inmateriales y la sensibilidad psíquica. Para poder
valorar y usar plenamente el aspecto elevador de la extensión de la vida de
Neptuno, debemos afirmarnos en la realidad saturnina.
La mayoría de las personas
con la posición de casa de Neptuno en el mapa natal tiende a idealizar o
escapar de un ámbito de la vida y de ese campo de experiencia, se ve lo que se
quiere ver y se teme enfrentar el vacío de ese autoengaño. De todo esto, surge
la necesidad de permanecer en la oscuridad, antes que arriesgarse a darse
cuenta que lo que se ha idealizado no es tan valioso como se creía. Surge la
confusión cuando se identifica determinado ámbito de la vida terrenal con los
más profundos anhelos espirituales. Es necesario una discriminación aguda para
poder aclarar lo que realmente, se relaciona con el propio crecimiento
espiritual y lo que esta simplemente en un ámbito de la vida que se creía que
iba a satisfacer los anhelos espirituales y la soledad. Neptuno otorga una
capacidad imaginativa o visionaria y una percepción de unidad mística que, es
parte de la experiencia que se alejan de las realidades materiales de la vida
diaria. Tal vez un contacto con Urano determine una armonización con el conocimiento
que se adquirió tiempo atrás y que se expresa ahora, en esta vida. Neptuno
simboliza un equilibrio emocional con niveles superiores, deseo de planos
superiores y un engreimiento con ello.
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