Para muchos es la
ciencia oculta que se aplica al mal. Esta ciencia apunta a inducir cambios en
la realidad provocando daños físicos o no físicos a los demás a través de acciones
e invocaciones realizadas con la voluntad de quien las practica. De esta
definición se deducirá que la magia negra tiene como propósito causar daño.
Pero ¿Qué es el daño? ¿Es
algo malo o no? Cuantas veces para solucionar algún mal causamos un daño menor,
pero un daño al fin. Por ejemplo: un médico para eliminar una gangrena de una
pierna, recurre a su amputación (un daño menor) para evitar la muerte del
paciente (daño mayor). Por eso la definición de daño pasa a ser subjetiva.
¿Podemos entonces aceptar la ejecución de un mal menor para evitar un mal
mayor? Para responder a esta pregunta hay que realizar una evaluación profunda,
analizando cada caso y considerando a su vez cual es el bien superior buscado y
cuál es el mal menor inevitable.
En algunas culturas
invocar a diablos y conjurar espíritus malignos es absolutamente normal, por lo
que las ceremonias negras forman parte del ritual religioso. En cambio en el
occidente el diablo es el opuesto a Dios, es el oponente, el mayor enemigo de
los hombres, y para la ciencia, los que piensan que los demonios son reales se
los considera psicópatas.