A continuación, una lista
con las supersticiones más comunes que tenemos en el mundo occidental y que a
pesar del paso de los años, estas supersticiones se van transmitiendo de
generación en generación. Hay quienes afirman no creer en las supersticiones ni
tener ninguna, pero es bastante improbable que al menos una de todas las que se
encuentren aquí, uno ya la traiga “incorporada” desde temprana edad.
Cruzar los dedos
Cuando se formula un
deseo, se dice una mentira o se encuentra uno ante un peligro, es costumbre
cruzarlos dedos, concretamente el mayor sobre el índice. El gesto, que evoca
una cruz, conjura la mala suerte y aleja las influencias maléficas, según los
supersticiosos. Desde los primeros tiempos del cristianismo se creía que,
replegando el pulgar bajo los otros dedos, se alejaba a los fantasmas y malos
espíritus, o bien haciendo esa operación con las dos manos y dejando que el
pulgar asome entre el índice, dedo consagrado a Júpiter, y el mayor, dedo del
pecado dedicado a Saturno. No obstante, algunos autores piensan que, aunque el
simbolismo de la santa cruz en este gesto resulta obvio, el origen primero es
mucho más primitivo que la cruz cristiana y se remonta a los más antiguos
tiempos paganos.
La suerte de la pata de
conejo
La extraña tradición de
llevar una pata de conejo en el bolsillo para atraer la suerte no nace de este
animal, sino de la liebre. En las regiones medievales de Europa existía la
creencia de que las brujas se transformaban en liebres para sorber la leche de
las mujeres que habían dado a luz. ¿Pero cómo nace esta creencia? Antiguamente,
las cabras, vacas, cerdos, liebres y otros animales de granja entraban
libremente en la casa de sus amos, ya que la familia aprovechaba su calor
corporal para protegerse del frío invernal. Los campesinos criaban liebres para
comérselas y las cuidaban con esmero y cariño. De hecho, por ejemplo, los
antiguos britanos pensaban que estos animales eran criaturas mágicas que
incluso había que evitar ingerir.
Algunos tratados de la
época mencionan que las mujeres embarazadas y durante la época de lactancia
acostumbraban a sentarse en un rincón del hogar y ponerse en el regazo uno de
estos nobles animales para que las calentara. A cambio, dejaban que la liebre
tomara de su pecho. La tradición popular; como ya se ha mencionado, aseveraba
que durante la caza de brujas, éstas se transformaban en liebres y se colaban
en las casas de los campesinos para salvarse del peligro. Incluso había una
manera de reconocer el engaño: si la liebre, una vez atrapada, resultaba
diftcil de despellejar o cocinar, entonces la bruja se había transformado en
animal antes de morir.La idea de que la pata de liebre trae buena suerte nació
de la primitiva creencia de que los huesos de sus patas curan la gota y otros
reumatismos, así como los calambres. Pero, para ser eficaz, el hueso debía
tener una articulación intacta. Por sei tan parecidos, la liebre y e] conejo se
unieron como frute de las supersticiones relativas a sus virtudes mágicas.
Poner la mano delante de
la boca al bostezar
El gesto actual de taparse
la boca cuando bostezamos no obedece sencillamente a la intención de guardar
las formas, esconder la dentadura o el deseo de no difundir los gérmenes, sino
que tiene un significado más profundo.
En el libro Superstitions
oÍ Ireland, de Sperenza Wilde se puede leer que hacer la señal de la cruz
delante de la boca al bostezar impedía que el diablo se introdujese en el
cuerpo y estableciera en él su morada. Es por esta razón por lo que las madres
cerraban la boca del bebé o hacían la señal de la cruz delante de ella cuando
lo veían bostezar. De esta costumbre ancestral deriva el gesto actual de
taparse la boca.
Levantarse con el pie
derecho
La tradición dice que,
para que el día no se tuerza, hay que apoyar en primer lugar el pie derecho. La
respuesta a esta costumbre podría hallarse en el mundo de los pescadores.
Durante el siglo XIX, ningún pescador en su sano juicio subía a bordo por babor,
es decir, el costado izquierdo del barco, aunque resultara incómodo
hacerlo por estribor.
Parece ser que la superstición nace de la noción de que cualquier cosa zurda
era antinatural una idea que se basa en que la mayoría de los seres humanos son
diestros.
Por regla general, todo k
que se refiere a la derecha es calificado de favorable por los supersticiosos,
quizás alentados por la tradición bíblica, que dice que la derecha conesponde
al camine del Paraíso y es la posición en la que están sentados los elegidos
por Dios.
La izquierda representa el
reverso de la moneda. Los romanos, por ejemplo, hacían presagios observando el
vuelo de los pájaros: los que lo hacían hacia este lado eran de mal agüero. De
hecho, en latín, izquierda se dice sinester, que dio origen al adjetivo
siniestro.
Miedo a las sombras
Antiguamente, la gente
crédula buscaba en las sombras que proyectaban los troncos que ardían en la
chimenea la imagen de una silueta humana sin cabeza. Esto significaba que la
persona que la proyectara moriría antes de la próxima víspera de Navidad. Éste
era el plazo para los cristianos, pero en épocas anteriores se utilizaron otras
fechas celestiales o estacionales.
No cabe duda de que las
sombras ocupan una parte importante de los miedos relacionados con el cuerpo,
ya que su presencia o ausencia, como le sucedía al personaje de ficción Peter
Pan, estaba relacionada originariamente con creencias religiosas y paganas.
Las interpretaciones más
antiguas del cuerpo y el alma afirmaban que la segunda podía, bajo determinadas
circunstancias, abandonar la envoltura carnal y alejarse de camino a la otra
vida. Para las culturas más primitivas, el alma estaba conectada a las sombras,
cuando no eran la misma cosa. Una de las circunstancias en las que la persona podía
perder el alma sucedía cuando un vampiro se acercaba por detrás y clavaba la
sombra de la víctima en la pared. De este modo, el ente maligno tomaba posesión
del cuerpo.
La sombra de los difuntos
también había que protegerla de posibles infortunios. En la Europa medieval
existía la creencia de que, si una persona moría por la noche y su espíritu —o
lo que es lo mismo, su sombra— se alejaba, podía correr peligro de que cruzara
por una extensión de agua -un río, un lago- y no pudiera llegar a la otra vida.
En este caso, la sombra volvía al cuerpo de su dueño y se convertía en un
muerto ambulante, una variedad de vampiro. De ahí nació la costumbre de algunos
de tapar los barriles que contienen agua de lluvia y afán de ciertos pueblos
por construir puentes.
Tocar madera
Durante muchos siglo antes
del cristianismo, lo pueblos célticos de Europa rendían culto a los árboles por
considerarlos los templo de la santidad y la principal presentación de los
dioses era la Tierra. El árbol servía com medio para enviar la dolencia, o el
mal a la tierra. También se recurría a este vegetal s la mala suerte visitaba a
m hombre bajo la forma de demonios o si iba a librarse una batalla. En estos y
otros casos el sacerdote druida celebraba una serie de ritos y ensalmos en las
llamadas enramadas sagradas, lugares que equivalía a las modernas iglesias.
Hay, además, quien dice
que las supersticiones referentes a la madera también nacen del material con el
que está hecha la cruz de Jesús Resultado de estas creencias es nuestra costumbre
de tocar madera como signo di la buena suerte, ya que ésta atrapa al espíritu
maligno lo hace caer a tierra.
Abrir el paraguas dentro
de una casa (o bajo un techo en general)
Ningún supersticioso
tendría jamás la osadía de abrir un paraguas dentro de una casa. El origen de
este temor se remonta a la época en que los reyes orientales y africanos lo
usaban sólo a modo de sombrilla para protegerse de los rayos solares. Debido a su
conexión con el astro rey y porque también su forma simboliza el disco solar,
abrirlo en un lugar sombreado, fuera de los dominios del Sol, era considerado
un sacrilegio.
Es probable que la
superstición se reforzara cuando los paraguas llegaron a Europa y empezaron a
ser empleados casi exclusivamente por los sacerdotes en los oficios de los
difuntos, sin otro fin que protegerse de las inclemencias del tiempo.
Las siete vidas del gato
La excepcional resistencia
y fortaleza del gato, capaz di salir indemne de situaciones en las que otros
animales perecerían con toda seguridad, llevó ala idea de que este felino tenía
más de una vida.
No hay duda de que sus
hábitos nocturnos, sus ojos refulgentes en la oscuridad, su sobresaliente
agilidad y su pose majestuosa contribuyeron a que nuestros antepasados
sintieran una especial admiración, e incluso veneración, por este animal. Se
cuenta que, por ejemplo, Mahoma se cortó la manga de su vestimenta para no
perturbar el sueño de su gato que dormía sobre ella. El profeta veía en él “una
criatura digna del mayor respeto y de un tratamiento afectuoso”.
La razón de que a los
gatos se les otorgue popularmente hasta siete vidas tiene posiblemente un
origen esotérico. Existen muchas culturas para las que los números poseen una
significación concreta. En nuestro caso, el siete fue considerado en la
Antigüedad un número de la buena suerte, ya que era una trinidad de trinidades”
y, por lo tanto, adecuado para el felino.
Vestir de negro en los
funerales
La antiquísima costumbre
de vestir de negro en los funerales, muy extendida en toda la cultura
occidental, pretende significar una manifestación de respeto hacia el difunto.
Sin embargo, la procedencia de esta tradición no está tan clara. Distintos
estudios antropológicos coinciden en señalar como su posible origen el miedo
ancestral de los vivos a ser poseídos por los espíritus de los muertos. Así, en
los ritos funerarios los hombres primitivos pintarían sus cuerpos de negro para
impedir, al quedar camuflados, que el alma del fallecido encontrara un nuevo
cuerpo donde asentarse.
Esta hipótesis es
corroborada por el hecho de que los habitantes de ciertas tribus africanas
cubran su piel con cenizas blancas en los funerales, escondiendo así el color
negro de su epidermis a la vista de los espíritus. Algo parecido sucede también
en la India, donde tradicionalmente el color del luto es blanco, en
contraposición a la tez morena de sus habitantes.
Romper un espejo
Las supersticiones
relativas al espejo se cuentan entre las más citadas en todo el Occidente
cristiano, quizás por su uso adivinatorio. La catoptromancia, es decir, el arte
de adivinar por el espejo, procede de Persia y, aunque tuvo un relativo éxito
durante la antigua Grecia y la Edad Media, fue duramente perseguida por la Iglesia.
Es probable, sin embargo,
que estas supersticiones obedezcan a la idea de que nuestro reflejo es otra
versión del original y, si causamos desperfectos en el espejo, nos hacemos daño
a nosotros mismos. Así, dañar el espejo es hacer lo mismo con el alma, y aquí
es donde entra la superstición de que la rotura de un espejo trae mala suerte
durante siete años. Este período se debe a la creencia de que el cuerpo
experimenta un cambio en la constitución fisiológica cada siete años.
La herradura colgada en la
puerta
Procedente de Italia, la
creencia de que las herraduras atraen la buena suerte era muy tenida en cuenta
por la gente de los pueblos. Clavada o colgada en una puerta, este objeto
atraería las energías del cielo. La herradura simboliza la fuerza del caballo y
su enorme utilidad, al menos en tiempos pasados, en las labores del campo yen
las guerras. Vuelta al lado derecho y en posición horizontal representa la C,
inicial de Cristo.
Derramar la sal
Mala suerte, si esto le
ocurre al manipular el salero, a menos que se apresure a tomar una pizca y
arrojarla por encima del hombro izquierdo “directamente a la cara del diablo”.
Porque éste es el sitio desde el que Pedro Botero, es decir, el diablo, espera
paciente a que nuestra naturaleza pecadora renuncie al alma para siempre. La
sal arrojada no tiene otro fin que cegarlo temporalmente, para que el espíritu
tenga tiempo de volver a quedar afianzado por la buena suerte. Desde la Grecia
antigua, la sal ha tenido un gran poder simbólico: procede de la Madre Tierra,
del mar; las lágrimas y la saliva son saladas, y conserva, condimenta y
enriquece los alimentos.
Tirar de las orejas como
felicitación
La oreja es objeto de
numerosos simbolismos entre las civilizaciones orientales y africanas:
representa desde la inteligencia cósmica del mito hindú de Vaishvánara, hasta
la sexualidad para las tribus dogon y bambara, de Malí. Curiosamente, entre los
chinos, las orejas largas son signo de sabiduría e inmortalidad. Se dice que
las orejas de Lao-tse medían unos 17 centímetros. Se apodaba, además, orejas
largas.
Muy probablemente,
nosotros hemos heredado de alguna forma esta costumbre supersticiosa. Tirando
de las orejas, manifestamos el deseo de que la persona felicitada tenga larga
vida y adquiera cada vez mayor sabiduría.
Decir Salud al estornudar
Los egipcios y griegos
veían en el estornudo un augurio. Así, era bueno estornudar por la tarde,
mientras que hacerlo al levantarse de la cama o de la mesa podía ser nefasto.
Aquel que había estornudado al nacer era te nido por dichoso. El estornudo
hacia la izquierda era un signo de mal agüero, pero di bueno, hacia la derecha.
Er todos los casos, los griegos exclamaban ¡Vivid! y ¡Que Zeus te conserve! Por
su parte, los romanos empleaban la expresión, ¡Salve!, ante tal circunstancia;
y serían los primeros cristianos quienes sustituyeron la invocación a dioses
paganos por el suyo.
Se dice que durante la
epidemia de peste que hubo en Roma en el año 591, bajo el pontificado de
Gregorio 1, lo afectados morían estornudan do, y que de tal circunstancia
proviene el ¡Dios te bendigas que más tarde se simplificar diciendo ¡Salud!,
¡Jesús! o ex presiones semejantes.
Aversión al amarillo
Es superstición entre los
actores, sobre todo de teatro, no salir a escena con ropa amarilla, ya que
puede conducir al fracaso o a cosas aún peores La razón de este miedo escénico
reside en el dramaturgo y actor francés Jean-Baptiste Poquelin (1622-1673),
llamado Moliére.
En febrero de 1673, Moliére
estrenó el ballet-comedia El enfermo imaginario, que toma por blanco de su
sátira a los médicos. Pocos días después del estreno, en plena representación,
el dramaturgo se sintió indispuesto, y murió unas horas más tarde en su
domicilio. En la representación, Moliére vestía ropas de color amarillo.
El gato negro
En el mundo del
misticismo, los gatos son portadores de un poder mágico infinitamente superior
al del hombre. Con toda probabilidad, esta antigua creencia deriva de la
adoración a la diosa egipcia Bubastis, que tenía forma de gato. Los egipcios
estaban convencidos de que los gatos poseían alma, y prueba de ello son los
restos momificados de estos felinos, que se cuentan por miles, hallados en las
excavaciones arqueológicas.
En la Edad Media, las brujas
convirtieron al gato negro en un elemento imprescindible para efectuar sus
rituales y hechizos. Hoy en día, los supersticiosos temen al gato negro que se
cruza en su camino. Este hecho representa con claridad el conflicto que existía
entre la Iglesia, la cruz y las prácticas paganas de la brujería.
Pasar por debajo de una
escalera
Esta y otras
supersticiones asociadas a las escaleras están relacionadas con el miedo al
patíbulo. Antiguamente, debido a la gran altura que éste solía tener, había que
usar una escalera de mano para colocar la soga en la posición correcta, así
como para retirar después el cadáver del condenado. Cualquiera que pasara por
debajo de la escalera corría el peligro de encontrarse con el muerto. De ahí
viene la superstición.
Viernes 13
Desde tiempos remotos, el
número 13 ha sido fatídico, debido principalmente a la muerte violenta que
sufrieron varios dioses decimoterceros de la Antigüedad y, ¡cómo no!, a la
suerte del decimotercer invitado en la Última Cena de Jesús. Por otro lado, el
viernes adquirió en el mundo sajón su reputación de día nefasto, debido a la muerte
de Jesús. Obviamente, la coincidencia del número 13 y del día viernes no puede
ser de peor agüero.
Colocar flores en las
tumbas
En la actualidad, se
adornan las sepulturas con flores como muestra de afecto, pero la intención
original no era otra que la de proporcionar algo vivo con el fin de dar
felicidad. La corona circular, colocada sobre la tumba o la puerta principal
del cementerio, encerraba simbólicamente el espíritu y le impedía volver.
OJO:”cualquier trabajo especializado que requieras por favor ponte en contacto conmigo te lo haré llegar a cualquier parte donde te encuentres en México, todo el trabajo es probado y certificado!!! o si gustas una lectura u otro de mis servicios esotéricos por medio cibernético que sea el contacto vía e-mail marygitana@hotmail.com o skype luzgitana79 para México y cualquier otro país de habla hispana!!!, las formas de pago son a tratar... Gracias!!!...
No hay comentarios. :
Publicar un comentario