El mal (como lo opuesto al
bien) es una paradoja para la religión, ya que si Dios es todo amor, todo bien,
y si Dios es omnipresente:
¿Cómo puede entonces
existir el mal?
En el esoterismo hay
interesantes reflexiones al respecto:
el mal es una ilusión,
el mal es creado por los
hombres,
el mal es el lado
destructor de Dios,
el mal es el bien que no
está en su lugar.
EL MAL ES UNA ILUSIÓN
A nivel divino, el bien y
el mal no existen. Lo que existe es la REALIDAD.
La cual está regida por
leyes. Cuando una persona actúa mal, está
viviendo en la ilusión.
El Mahatma Kuthumi dice:
- “El mal no tiene existencia per se [por si
mismo]. . . La Naturaleza está desprovista de bondad o de malicia; ella solo
sigue leyes inmutables.”
(CM10, p56)
- “Los mejores Adeptos han escudriñado el
Universo durante milenios y no han encontrado en parte alguna el más mínimo
rastro de un intrigante tan maquiavélico [el Mal] – sino la misma ley inmutable
e inexorable por todas partes [ej. El karma].”
(Cartas Mahatma 22, p.
142-143)
EL MAL ES CREADO POR LOS
HOMBRES
A nivel físico la materia
no es capaz ni de bien ni de mal, ya que su característica es la inercia. Son
los hombres los que crean el bien y el mal.
“La ambición, el deseo de
asegurar la felicidad y la comodidad de aquellos que amamos, obteniendo honores
y riquezas, son sentimientos naturales loables, pero cuando estos transforman
al hombre en un tirano ambicioso y cruel, en un avaro, en un ególatra egoísta,
traen sufrimiento indecible a los que están a su alrededor; tanto a las
naciones como a los individuos.
Todo esto entonces – el
alimento, la riqueza, la ambición y mil otras cosas más que tenemos que dejar
de mencionar, se convierten en el origen y causa del mal, sea por su abundancia
o por su ausencia. Conviértete en un glotón, un libertino, un tirano, y serás
el causante de enfermedades, de sufrimientos humanos y de miseria. Carece de
todo esto y te morirás de hambre. . . Por lo tanto no es a la naturaleza o a
una Deidad imaginaria a la que hay que culpar, sino a la condición humana
envilecida por el egoísmo”. (CM10, p57)
EL MAL ES EL LADO
DESTRUCTOR DE DIOS
Nada en la creación
manifestada es permanente. Cada cierto ciclo las formas son destruidas para dar
paso después a la aparición de nuevas formas.
Es así que en el
hinduismo, Dios es triple en su naturaleza:
Brahma (el creador),
Vishnú (el preservador),
Shiva (el destructor).
EL MAL ES EL BIEN QUE NO
ESTÁ EN SU LUGAR
Es particularmente
interesante lo que dice el libro La Respuesta del Ángel al respecto:
- Les hablo sobre la cuna
de la alegría.
Odio, fuego, veneno, eso
es la cuna de la alegría.
El mundo creado es SU
cuerpo.
¿El mal puede existir en
ÉL?
La bilis es también una
fuente de alegría,
sin embargo, es un veneno.
(La bilis es un ácido que
puede destruir las paredes orgánicas, pero que sirve al proceso digestivo
transformando los alimentos).
En tu cuerpo, hay fuego
que no destruye,
veneno que no mata. ¿Cómo
es esto posible?
Todo es bueno en el PLAN.
Su misterio, compréndanlo
bien –
es la TRANSFORMACIÓN.
EL HOMBRE ES EL GRAN
TRANSFORMADOR.
El mal es el
"más", . . .
La fuerza no transformada,
la fuerza no utilizada
destruye, devasta, envenena.
¡Escucha con atención!
Lo que es malo aquí
abajo...
...es bueno allá arriba.
Todo está ahí.
Las fuerzas destructivas
no están en su lugar.
Es por eso que destruyen.
No hay destrucción si las
elevas.
Del veneno - la cura.
Del fuego - la luz. . . .
De todo el mal que puedas
imaginar,
nacerá la Nueva Jerusalén.
PORQUE NO HAY MAL,
SOLO HAY LA TAREA QUE NO
ES RECONOCIDA. . . .
¡En vano huyen del mal!
No hay mal –
¡Eterna pregunta del
hombre! –
y nadie lo sabe.
Yo os lo declaro:
EL MAL ES EL BIEN EN FORMACIÓN,
PERO TODAVÍA NO LISTO. . .
.
Ahí donde hay desorden, el
"más" fluye.
La bilis es un veneno si
se desborda.
Allí, el "más"
inundando devasta todo.
Si el "más" no
tiene salida, se busca un camino,
y lo que es – hacia arriba
– Nuevo Mundo
es – hacia abajo – veneno.
. . .
La ira es fuerza
destructiva, –
hacia arriba, es Aleluya.
. . .
Asegúrate solo en eso,
y todas las enfermedades,
todas las desdichas,
todo el mal cesarán.
(Conversación 29, p172)
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